Dice Umberto Eco al principio de
su artículo que “un país pertenece a quien controla los medios” y la verdad es
que no pierde razón, porque en un país como el nuestro, que no cuenta con una
cultura de alfabetización mediática como la francesa o británica (véase Fedorov, 2011), los
ciudadanos ven mermadas sus posibilidades de comprensión, crítica y producción
de sus propios mensajes.
Eco reflexiona sobre la influencia
de los medios y de cómo estos, transmiten una ideología que influirá más o
menos en el destinatario en función de una serie de códigos a prendidos en su entorno
social y proceso educativo y de las disposiciones psicológicas de ese momento.
Defiende la importancia que tiene
el destinatario en el proceso de recepción del mensaje y en su interpretación.
Aboga a la necesidad de formar a los receptores para que se conviertan en
productores al mismo tiempo, en agentes críticos con los mensajes que reciben.
Anima a crear canales de
comunicación alternativos en los que los receptores sean a la vez emisores críticos.
A generar canales para el debate. A “cuestionar lo visible para comprender lo
invisible” (Correa, 2011, p. 209). Apela a los planteamientos dialógicos de Paulo
Freire, Mario Kaplún y Jean Cloutier, que pretenden devolver al proceso
comunicativo la justicia social que merece.
Referencias:
- Correa (2011): Imagen y control social.Barcelona: Icaria editorial.
- Fedorov A. (2011): Alfabetización mediática en el mundo. Disponible en: http://www.infoamerica.org/icr/n05/fedorov.pdf
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