viernes, 26 de abril de 2013

Para una guerrilla semiológica

Dice Umberto Eco al principio de su artículo que “un país pertenece a quien controla los medios” y la verdad es que no pierde razón, porque en un país como el nuestro, que no cuenta con una cultura de alfabetización mediática como la francesa o  británica (véase Fedorov, 2011), los ciudadanos ven mermadas sus posibilidades de comprensión, crítica y producción de sus propios mensajes.

Eco reflexiona sobre la influencia de los medios y de cómo estos, transmiten una ideología que influirá más o menos en el destinatario en función de una serie de códigos a prendidos en su entorno social y proceso educativo y de las disposiciones psicológicas de ese momento.

Defiende la importancia que tiene el destinatario en el proceso de recepción del mensaje y en su interpretación. Aboga a la necesidad de formar a los receptores para que se conviertan en productores al mismo tiempo, en agentes críticos con los mensajes que reciben.

Anima a crear canales de comunicación alternativos en los que los receptores sean a la vez emisores críticos. A generar canales para el debate. A “cuestionar lo visible para comprender lo invisible” (Correa, 2011, p. 209). Apela a los planteamientos dialógicos de Paulo Freire, Mario Kaplún y Jean Cloutier, que pretenden devolver al proceso comunicativo la justicia social que merece.

Referencias:
  • Correa (2011): Imagen y control social.Barcelona: Icaria editorial.


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