Una clínica de cirugía se suma al uso de la mujer como un objeto publicitario. Este anuncio está a caballo entre la mercantilización del cuerpo, visto en ejemplos como “Holocausto en cinta transportadora”, y discriminación sexual, de entradas como la de Vuitton.
El mensaje está claro, un cuerpo bonito gracias a la cirugía estética, aunque creo que esta joven chica poco tiene de “construido”. La violencia es doble: se usa a una mujer totalmente estereotipada y se refuerza la aceptación de esta imagen por parte de las propias mujeres.
La verdad es que es impactante y pienso que es una imagen que cala en el inconsciente. Quizá deberíamos replantearnos la idea de publicidad subliminal y cuestionarnos la legalidad del uso de este tipo de imágenes.
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